miércoles, 13 de agosto de 2014

Explorando la comunicación

Cuando hablamos de comunicación, ¿Qué es lo primero en lo que pensamos? Quizás en los medios de comunicación, en una conversación, en alguien navegando por internet.

En todos los casos la comunicación supone primariamente una relación de intercambio entre seres humanos, que tiene por objetivo el encuentro entre ellos, el mutuo entenderse, el caminar juntos. Ella se da en los ámbitos del ser, del hacer y del decir de los hombres. La comunicación establece una relación que se caracteriza por el hecho de que siempre implica poner algo en común. Por esto muchas palabras que tienen que ver con la comunicación, poseen la misma raíz, por ejemplo comunión-comunidad-comunitario, etcétera.

Si bien toda forma de comunicación puede reducirse a un intercambio humano, es diferente la experiencia cuando hablamos cara a cara con alguien de cuando los hacemos por medio de una carta; más aún, cuando un locutor lee por radio el último boletín informativo o cuando nos llega un mensaje a través del correo electrónico.
El psicólogo norteamericano Gregory Bateson propuso distinguir varios niveles en la comunicación para diferenciar la amplitud de las situaciones comunicativas.

*Un primer nivel: Comunicación intrapersonal, que es el espacio de la comunicación con uno mismo, de la reflexión y de la apertura hacia lo trascendente.

*Un segundo nivel: la Comunicación interpersonal. Es la comunicación cara a cara, sin ningún tipo de mediación, es la que usamos diariamente con mayor frecuencia, por ejemplo en la familia, o con nuestros amigos. Es una forma de comunicación en la que los sentimientos juegan un rol fundamental. En general establecemos una buena comunicación con aquellas personas que nos resultan agradables, aquellas con las cuales encontramos puntos en común. Pero una comunicación que sólo se quedara en este escalón, sería muy pobre, porque la riqueza en las interacciones comunicativas depende también de la apertura que tengamos a todo aquello que consideramos como diferente.

*El tercer nivel: Comunicación institucional. Asociamos con ésta, las prácticas comunicacionales mediadas por algún tipo de norma o estructura, como la que se construye en una escuela o en un club. Las instituciones, al igual que los hombres y las mujeres, tienen la posibilidad de comunicarse. Las instituciones se comunican hacia adentro (comunicación interna) y hacia afuera (comunicación externa); a su vez, también se relacionan con el entorno a partir de la imagen institucional que han construido. Las instituciones son la base de la vida social, y a través de ellas se transmite y se recrea la cultura. Por ejemplo, ¿Qué aprendemos en la escuela? Todo lo que han construido en la historia las mujeres y los hombres que vivieron antes que nosotros; esto ocurre con Matemática, Biología, Física; los conocimientos que trabajamos en esas materias son el resumen de años y años de investigación, de pruebas, de errores y de aciertos. Muchos se preguntarán por qué es importante esta transmisión. Es importante porque, entre otras muchas razones, así podemos seguir aportando nuestro granito de arena a la construcción de la comunidad cultural y social.

*El cuarto nivel: Comunicación social. Es la comunicación que se establece entre grandes grupos. Dentro de este esquema se hace más claro el rol de los medios de comunicación en general, ya que facilitan, permiten y realizan la comunicación en el nivel macro-social. En la actualidad se considera que la comunicación social es la comunicación masiva. De todas forma algunos autores, como John Harley, prefieren realizar una distinción, porque consideran que la relación que se establece a través de los medios es “comunicación” entre comillas, ya que está orientada al entretenimiento, a la transmisión de información a una cierta audiencia totalmente indiferenciada que tiene poca capacidad de respuesta,  por esto considera a los medios como medios de “difusión” masiva. Es importante agregar que este es un tiempo de grandes transformaciones tecnológicas, nacen nuevos medios ligados a internet y a la telemática en general. El consumo de medios ocupa grandes espacios de tiempo. Muchos dicen que cada vez más nuestras formas de comunicación parecen empobrecerse. Otros platean que quizás tan solo se estén transformando; éste será una de los principales interrogantes que trataremos de afrontar en los próximos capítulos.

Comunicación y cultura

Viejos conocidos: ¿Cómo nos comunicamos?

En nuestra sociedad existe una tendencia a privilegiar a los medios masivos de comunicación como centro de la cultura contemporánea. Parece que no podemos evitar este “mediocentrismo”, hoy llevado a su extrema expresión: “la vida misma” (!) a través de los reality shows (que aparecen en televisión y generan un gran número de productores editoriales y comerciales). En este capítulo nos proponemos reflexionar sobre la relación entre los procesos de comunicación y cultura, sus efectos y su funcionamiento en la sociedad.
Es fundamental recordar que para comunicarnos, creamos el lenguaje y una serie de signos que utilizamos en la vida social. Ahora recorreremos las distintas teorías sobre la comunicación y más adelante estudiaremos los medios masivos.

Modelo “telegráfico” de la comunicación
Es usual, aunque incorrecto, que consideremos a la “comunicación” como sinónimo de la “transmisión de información”. ¿Por qué incurrimos una y otra vez en este error? Sin dudas, esto está relacionado con las primeras ideas sobre la comunicación y la teoría matemática de la información, de los pensadores norteamericanos Claude E. Shannon y Warren Weaver. Las miradas iniciales –derivadas de los adelantos “técnicos” para transmitir información, tales como el telégrafo y l teléfono- se ocupaban fundamentalmente de la calidad de recepción del mensaje, evitando los ruidos y la entropía (“perdida de la información”), porque lo fundamental era el rendimiento técnico de esa transmisión, pensando en términos cuantitativos. Conocido como “modelo telegráfico de la comunicación”, nace en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, vinculado a las transferencia de mensaje bajo forma de señal codificada y los códigos secretos de codificación y decodificación. Es un modelo muy simple que no puede explicar todas las situaciones de comunicación, ya que la reduce a la “transmisión de información”. Es obvio que el sentido social de la comunicación no tiene un lugar importante en este esquema. Lo fundamental es la llegada de “datos” de manera correcta. De ahí se deriva el modelo clásico de comunicación que se suele estudiar en Lengua:



En este modelo, la “comunicación” aparece como un proceso lineal en el cual una fuente de información envía un mensaje (que puede ser alterado por el ruido) y que llega, en general con alguna modificación a partir de ese ruido, al receptor o destinatario. A veces, se agrega la posibilidad de que el emisor y el receptor intercambien sus roles recíprocamente. Pero este esquema no nos alcanza para comprender los procesos de comunicación en la sociedad, ya que se trata sólo de un recorte puntual de una situación mucho más compleja. El modelo telegráfico presenta las situaciones de comunicación excluidas de todo contexto, entre un emisor y receptor separados de su entorno cultural, social, grupo de pertenencia o de referencia (clase o subcultura).
Es útil para entender las primeras ideas sobre una situación comunicativa desde el punto de vista de la lengua (la comunicación interpersonal básica), pero debemos ampliarlo para comenzar a visualizar la comunicación social en su profunda dimensión.

Es ser humano tiene, además de sus características biológicas, un entorno cultural que crea y recrea todo el tiempo. Su propia cultura lo condiciona tanto como sus rasgos innatos. Es por eso que, a través del desarrollo de su capacidad simbólica, el hombre puede comunicarse y entenderse con los demás individuos. 
Una vez más, el estudio de la lengua viene en nuestra ayuda: conocemos el signo lingüístico, componente básico de la teoría del lingüista suizo Ferdinand de Saussure, quien lo plantea como “dos caras de la misma moneda”. Se trata de un signo que consta de dos componentes: el significante, que es la forma física del signo como la percibimos a través de nuestros sentidos (por ejemplo, el sonido de una palabra o la apariencia de las letras que la componen), y el significado, es decir el concepto mental que tiene el que emplea el signo de aquello a lo que ese signo se refiere (por ejemplo, la idea que tenemos en nuestra mente al emplear la palabra “mesa”).  Estos componentes están unidos por un lazo arbitrario, y su existencia no es completa sin el otro.
A pesar de que las ideas de De Saussure fueron bastante aceptadas en su momento, se refieren básicamente al funcionamiento de la lengua, dejando afuera aspectos muy importantes del funcionamiento social de los signos.
En realidad, su verdadero aporte consiste en haber planteado los puntos de partida para el estudio de los signos y la semiología y/o la semiótica. Hubo varios teóricos que, continuando el camino de De Saussure o de manera independiente, platearon algunas ideas que ampliaron aquella compresión inicial del funcionamiento de los signos. Tales son los casos de Charles Sanders Peirce y Roland Barthes.
Pero, ¿qué es lo que entendemos por comunicación? Nos proponemos entender la comunicación más allá de las palabras, en términos culturales. En toda situación de comunicación hay interacción, una relación, un proceso de intercambio. El cuerpo, los gestos, los colores, las imágenes, los silencios y hasta la distancia entre las personas comunican algo y significan algo en la cultura que comparten. 
La comunicación social es el conjunto de intercambios de sentido en una sociedad – y no la mera transmisión de información -, el sentido en la comunicación no nace solamente de un código como en el modelo telegráfico, sino que es producto de interacción.
Necesitamos una unidad mínima de la cual partir para relacionar su funcionamiento con el contexto, los conocimientos previos de los actores sociales, etcétera. Esa unidad es el signo. Los signos nos interesan porque son la unidad de sentido que permite comprender cómo funciona un sistema simbólico determinado y cómo nos comunicamos en la vida social. Los signos pueden ser un color, un sonido, un gesto, un gráfico que representan algo o significan algo.
Como ejemplo sencillo del funcionamiento de los signos, podemos retomar una idea que aporta Barthes acerca de de una rosa: normalmente, es sólo una flor; pero si un muchacho se la regala a su novia, se convierte en signo (porque se refiere a la “pasión romántica de ese joven”, y la chica reconoce esa referencia).

La realidad por tres: Charles Sanders Peirce
Peirce trabajó en la misma época que Saussure, pero en Estados Unidos, y sus ideas no fueron retomadas hasta varios años después. De hecho, murió sin que su trabajo fuera reconocido. Su teoría sobre los signos y su funcionamiento sentaron las bases para la semiótica contemporánea. 
El signo, según Peirce, consta de tres componentes; la realidad es para él, una tríada, y toda su teoría se basa en sistemas y categorías compuestas por tres elementos. Para este autor, el signo es “algo que está para alguien en lugar de otra cosa, su objeto, en algunos de sus aspectos. Y crea en la mente de esa persona un signo más desarrollado que es su interpretante”. Es decir que el signo es una representación mental  a través de la cual alguien puede conocer los objetos de la realidad.
El esquema de signo propuesto por Peirce, que funciona como un circuito en el que cada elemento se remite a y se relaciona con los otros dos:



Para comenzar a entender esto, vamos a definir cada uno de los elementos que componen:
*el objeto es la “porción” de realidad a la que puede accederse a través del signo (“…puede ser una cosa conocida existente, o un conjunto de ellas, o una cualidad o relación o hecho conocidos…”); 
*el representante o signo es, evidentemente, la representación de algo. En este sentido, debemos recordar que los seres humanos accedemos al mundo, a “lo real” a través de un sistema simbólico. El representante sería el/los “aspecto/s del objeto”, que podemos conocer a través de esa tríada en particular, pues nunca podemos acceder al objeto en su totalidad;
*el interpretante parte de la idea de Peirce de que “el significado de una representación no puede ser sino otra representación”. Es decir que se trata de otro signo, pero en este caso, es el signo que el representante produce en la mente de una persona (por ejemplo, al escuchar la palabra “perro”, todos sabemos de qué se está hablando, aunque la imagen mental que cada uno de nosotros tiene de “perro” sea diferente de las de los otros. Mi “perro” mental puede tener orejas largas y mucho pelo, mientras otro puede estar pensando en un chihuahua). Por supuesto, el interpretante se relaciona con los conocimientos y saberes comunes de una sociedad determinada. 

martes, 5 de agosto de 2014

Lenguaje, pensamiento y percepción

La capacidad del hombre de poder relacionarse con otros hombres, consigo mismo y con la naturaleza, es posible a partir de los intercambios comunicativos que establece en el desarrollo de sus actividades, de su vida.
El hombre materializa sus capacidades expresivas a través del lenguaje, entendiendo este concepto en su máxima amplitud, incluidas las realizaciones artísticas, todas las concreciones materiales, todos los modos posibles de comunicación. El hombre percibe desde un cierto lugar e historia, construye en su interioridad aquello que ha visto y plasma en el lenguaje, el fruto de lo que ha vivido.
Esta experiencia personal al ser volcada en la comunidad puede ser aceptada o rechazada por los miembros de su grupo; si es asumido por otros, ese comportamiento individual se vuelve social y, por lo tanto, cultural e histórico.
En este sentido podemos afirmar que, por una parte, el lenguaje es una facultad del hombre, pero a su vez es externo al hombre, ya que siendo una construcción social, lo antecede, y en consecuencia, lo constituye como tal. 
Las investigaciones que se han llevado a cabo a partir de las situaciones de niños que han vivido el aislamiento o la ausencia prolongada de contacto comunicativo con otros seres humanos nos muestran que la persona lleva innata una tendencia básica a la relación con otros, y que es a partir de esa tendencia que desarrolla su capacidad de aprendizaje. El contacto con otro ser humano es indispensable para el desarrollo de las propias potencialidades que son estimuladas y enriquecidas por el contacto recíproco. 
El emperador Federico II (1194-1250) tratando de comprender qué es lo que todo individuo humano trae como repertorio innato, realizó una experiencia que provocó la atención de muchos investigadores. Un cronista medieval, Salimbene de Adam, nos refiere los hechos:

“Segunda rareza suya fue que quiso experimentar qué lengua y qué modo de hablar tendrían los niños sin que nadie les hablara. Y por lo tanto prescribió a las ayas y nodrizas que amamantasen a los niños y los alzaran y los limpiaran, pero sin mimarlos y sin hablarles de manera alguna. Porque quería saber si usarían la lengua hebrea que había sido la primera o la latina o la árabe o la lengua de los padres de quienes habían nacido. Pero era empeño vano porque los niños morían todos; en efecto no pueden vivir sin el batir de manos y muecas y sonrisas y mimos de las ayas o nodrizas. Por lo que son llamados cantos de los pañales las cantilenas que la mujer entona moviendo la cuna, para que se duerma el niño, que sin ellos no podría dormirse ni aquietarse”
(Salimbene de Adam: Crónica. Historia social. Fac. Fil. y letras, Universidad de Buenos Aires-Argentina, 1961. Ed. AZ. Buenos Aires, 1994)

Más allá de lo cruento de este “experimento”, confirma que las necesidades del niño son “interpretadas” y respondidas con gestos y conductas que no sólo satisfacen su necesidad material, sino que se incorporan como modelo de respuesta posible ante una nueva situación de necesidad. Así las sucesivas generaciones participan a las más jóvenes de sus hallazgos y recursos en un intercambio activo de comunicación. No es un simple proceso in-put, sino que se da una incorporación de datos que luego, en la medida en que son reinterpretados, admiten una respuesta original.
Podemos comprobar esto en los procesos evolutivos del conocimiento, por ejemplo en las herramientas de trabajo, la moda en el vestir o la vivienda.

Los sentidos: Nuestro primer sistema de comunicación
Comprender lo que ocurre es algo que hacemos sin proponérnoslo. Nuestros sentidos nos da noticias de lo que existe a nuestro alrededor; lo que vemos, oímos y tocamos nos permite conocer datos del mundo circundante y de nuestra propia ubicación en él; junto con ello, los datos del gusto y el olfato nos permiten reconocer diversidades y características de las realidades que nos rodean y hasta guiar nuestros intereses afectivos y alimentarios. Podríamos decir que los sentidos reconocen estímulos que llegan del mundo que nos rodea y aun de aquellos que parten de nuestro propio organismo, dándonos datos de un malestar o de una determinada posición de nuestro cuerpo.
En tanto nuestra capacidad perceptiva no esté disminuida por una afección o discapacidad o porque estemos profundamente dormidos, podemos reconocer estos estímulos y organizando los datos que nos aportan, tener un conocimiento siempre mayor de la realidad.
La sensibilidad a los estímulos muestra una enorme variación de persona a persona. La educación tiene mucha influencia en nuestro modo de percibir. Una persona sin una preparación especial reconoce muchos menos matices de color o de sonido que un artista o alguien que habita en una zona de bosques o de selva. Alcanza una gran variedad de gamas la percepción que se ejercita sobre todo en una especialización como la de los catadores de vino, o especialistas en perfumes.
La percepción es para el hombre una cuestión de supervivencia. Si no comprendemos el mundo que nos rodea, nuestra calidad de vida será muy limitada.
Para el observador común captar la realidad es un hecho pasivo, casi podríamos decir, la realidad se presenta ante nosotros para ser percibida tal como es; sin embargo pequeñas experiencias cotidianas nos demuestran que no todo lo que está ante nosotros es reconocido como tal (viendo una película difícilmente escuchamos los sonidos que llegan de la calle o los comentarios de alguien aunque esté relativamente cerca), y al mismo tiempo podemos llegar a identificar algo a partir de la percepción de un elemento que consideramos perteneciente a una estructura mayor (una parte de una sigla conocida, los primeros acordes de una melodía, una persona conocida en medio de una multitud) esto nos dice que el hecho de captar es una función activa, que no sólo recibe sino que integra dinámicamente datos conocidos previamente y que nos permiten sentir una mayor seguridad ante la realidad (ejemplos de figuras borrosas que reconocemos). Otro factor que no podemos olvidar son los intereses o motivaciones que predisponen nuestra captación. Si detrás de nuestra percepción existe una necesidad, la captación será más intensa. No es lo mismo mirar un paisaje por simple recreación que buscar un elemento que necesitamos para nuestra investigación (para un botánico, un cierto tipo de planta, etc.); u observar un grupo de personas, que buscar a un amigo nuestro. A ello podemos agregar otro elemento determinante en las condiciones de captación en todo un grupo humano, y son los elementos y significaciones que son aportados por la educación y los mensajes sociales (reconocer la presencia del enemigo en un país en guerra, el viento que antecede a la lluvia en una comunidad rural, los estilos de vestimenta en una sociedad urbana). 

*Fragmento del capitulo "Manifestaciones Culturales, la cultura como símbolo, Cultura y comunicación, Editorial Stella, 2005.

miércoles, 30 de julio de 2014

La percepción como construcción social

La percepción, por un lado, es una actividad sensorial, y por otra parte, es una construcción histórica. De alguna manera vemos lo que otros ya han visto y el conocimiento de esta percepción condiciona nuestra forma de aprehender el mundo.
El proceso de socialización, que todos atravesamos para incorporarnos a la vida social, nos transmite o no provee de ciertas formas de mirar el mundo, valores o ideas que son comunes a nuestros grupos de pertenencia.
La simple experiencia de conocer, comienza por un proceso dinámico y activo de intercambios entre los datos aportados por los sentidos y el patrimonio de experiencias que se han ido incorporando a lo largo de nuestra vida. Por todo ello, si comparamos diversas observaciones de un mismo acontecimiento, seguramente nos encontramos con apreciaciones muy diferentes. Lejos de ser una desventaja, esta diversidad de enfoques es una posibilidad de alcanzar no sólo un mayor conocimiento de la realidad sino un descubrimiento de las riquezas interpretativas que los seres humanos hacemos de la misma.
La psicología ha demostrado que la percepción es selectiva; por ejemplo, un profesional, cuando lee el diario, mira primeramente los hechos que están más directamente relacionados con su actividad. Los factores que determinan la percepción son múltiples: edad, sexo, escala de valores, etcétera.
Si bien la percepción es una construcción social y por esto de alguna manera nos condiciona, es a través de esta capacidad que podemos conocer, que construimos nuestras ideas sobre las cosas. Es a través de la percepción del entorno por la que podemos elaborar un pensamiento propio.

AUDIO: Cada una con sus cadaunadas (www.radialistas.net)



Los lenguajes: su desarrollo

El lenguaje es la herramienta que nos permite comunicarnos a través de él podemos construir redes de intercambios que generan la cultura. Esta práctica comunicativa que tiene por objeto producir algún sentido, es una manera de comprender, de designar nuestra propia realidad, que se materializa en diferentes formas de expresión, en la oralidad, o gráfico (diseño y escritura), en la emisión de sonidos, en la construcción de imágenes. Este sentido que se construye no está ligado al uso individual de uno u otro hablante. El sentido es una construcción social, y por lo tanto, no se modifica por el aporte de una persona individual, ya que el discurso generado está definido por la red de sentidos construidos por la sociedad, que llamamos semiosis social.
Todas nuestras actitudes comunican algún mensaje. Quedarse sentado en un ángulo de un salón sin saludar a nadie es un signo de desinterés por la fiesta o de la imposibilidad de establecer algún tipo de vínculo. Una sonrisa nos confirma que quien nos escucha está feliz de nuestra presencia. En un momento difícil, la palmada en la espalda de un amigo o amiga nos hace sentir que no estamos solos.
El hombre tiene en sí la capacidad de trascender, de crecer, de potenciar todas sus capacidades. Pero no puede desarrollarse sin la presencia del otro. El lenguaje es la herramienta que hace posible el espacio para la gestación cultural.


Los diversos lenguajes

El ser humano utiliza para comunicarse múltiples lenguajes que se estructuran en variados códigos. El mundo, en palabras de Vogostky, se representa en nuestra mente, pero pasa por el filtro de esa prótesis de los sentidos que son los medios y los lenguajes. Este proceso de interrelación se extiende a toda la evolución histórica del ser humano.
A continuación, queremos hacer un recorrido por los distintos momentos de la evolución de las capacidades expresivas del hombre, para comprender mejor las transformaciones que estamos viviendo hoy.


El lenguaje gestual




La  primera forma de comunicación seguramente fue la gestual. Una mano señalando hacia un lugar, la dirección de una mirada, una caricia, habrán sido algunos de los primitivos modos de intercambio comunicativo. El lenguaje no verbal o lenguaje del cuerpo tiene una riqueza tal que abarca el 80% de todas nuestras comunicaciones.
El lenguaje gestual no tiene estructura lógica fuerte como el lenguaje escrito, pero su capacidad expresiva es superior. Partiendo de la observación de esta manera de relacionarnos, es que Paul Wastlawik afirmó que es imposible no comunicar. Si hay dos personas, la sola presencia de una afectará de alguna forma a la otra y, por lo tanto, nos encontramos siempre ante una situación de comunicación.

Aún si el lenguaje gestual no posee un código tan estructurado como el escrito, existen gestos que todos podemos comprender dentro de un mismo espacio cultural. El pulgar en alto significa “suerte”, “todo bien”. El beso, por ejemplo, es una señal de afecto que parece espontáneo, sin embargo está reglado culturalmente. En algunas regiones de Argentina para saludarnos damos un solo beso, en Italia dos y en algunos países del este europeo, tres y sabemos también que los esquimales se saludan refregándose las narices. Si bien no tiene un alto grado de codificación, los sordos, para poder comunicarse, utilizan un código que se estructura completamente con señas.
Algunos aspectos de este lenguaje los percibimos conscientemente; otros, menos. Existe un área de los estudios en comunicación que se llama proxémica. Estos trabajos tienen por objeto de estudio la influencia de las distancias físicas en los procesos de comunicación. Podrá parecerles insignificante, sin embargo se considera que la imposibilidad de adaptarse a la variación de las distancias de cultura a cultura, es una de las causas de que los alumnos que realizaban intercambios inter-universidades fracasaran en la integración social en los países que visitaban. Por ejemplo, en Argentina, y en general en Latinoamérica, cuando hablamos con un amigo lo hacemos separados por 45 cm; en Europa la distancia es mayor. Esto puede provocar muchos equívocos. Otra experiencia que realizaron los investigadores, consistía en sacar fotos de gente esperando el colectivo en diferentes países. En Alemania, entre persona y persona, hay casi un metro. Si viven en Buenos Aires o estuvieron en alguna oportunidad, habrán podido observar que en algunas oportunidades, la distancia casi no existe.
Otro experimento fue el de contratar un fotógrafo japonés y uno norteamericano. Les propusieron fotografiar una conversación informal. La consigna fue la misma para los dos: debían fotografiar los momentos significativos de la conversación. El fotógrafo norteamericano sacó tres o cuatro fotos, el japonés cuatro veces más. La causa de las diferentes formas de apreciación la encontramos en que el lenguaje gestual en la cultura japonesa tiene mayor cantidad de matices que el de la cultura norteamericana.; en consecuencia, para el fotógrafo japonés, los momentos relevantes de la conversación, necesariamente, eran muchos más que los evaluados con el mismo criterio por su colega norteamericano.
También la forma en que nos vestimos es expresión de este lenguaje. El estar o no a la moda, contarnos el pelo de determinada manera, usar jeans y zapatillas es un mensaje que queremos hacer llegar a otros en forma consciente o inconsciente.


Lenguaje oral

Las primeras palabras dichas por el hombre seguramente estuvieron ligadas por un tiempo a lo gestual.
Poco a poco, ciertos sonidos se fueron delimitando a ciertos referentes, a ciertos símbolos, y el lenguaje oral pudo separarse del gestual.
Durante mucho tiempo este tipo de lenguaje fue predominante en las formas de comunicación humana.
Los intercambios orales fueron la base del lenguaje escrito. Cuando el hombre quiso escribir, su trabajo fue descubrir cómo registrar lo que ya se hablaba.
Aún hoy existen pueblos que no conocen la escritura alfabética; en estos grupos se valoran mucho la tradición oral y la memoria, sea colectiva que individual.
Naturalmente, en la actualidad, el lenguaje oral aparece unido a los otros lenguajes, ya que lo escrito le da estructura y lo gestual la puesta en escena (la entonación, la rapidez, o la emoción con las cuales se dicen las palabras), o sea el contexto situacional.
La característica principal de este lenguaje es que históricamente le ha permitido al hombre la posibilidad de establecer las comunicaciones cara a cara. Actualmente es posible hablarnos a miles de kilómetros y el lenguaje oral sigue siendo la herramienta por excelencia para ponernos en contacto unos con otros.

AUDIO: Somos porque hablamos (www.radialistas.net)



El lenguaje escrito




Llegamos finalmente a los intercambios mediados por códigos, al lenguaje escrito. La codificación de la experiencia humana no es un hecho menor, pues representa la aparición de un intercambio que ya no es cara a cara. La escritura es el primer sistema que permite la distancia en tiempo y espacio entre el comunicador que articula un mensaje y el perceptor destinatario de dicha comunicación.

“Sin embargo todo cambia con los procesos de mediación. Los medios son soportes que registran o representan y trasladan signos y lenguajes preexistentes. Alteran, pues, las condiciones de tiempo y espacio originales. Lo oral es atrapado por la grafía de la escritura mientras lo gestual lo es, en su caso, por la pintura y el dibujo.
Algo se pierde y algo se gana en este proceso de mediación. Se gana en alcance espacial, en dominio del tiempo, en distanciamiento y en conciencia de los usuarios sobre sus propios lenguajes. Se pierde, en cambio, en inmediatez, en realismo, en presencia. La mediación introduce la ausencia del sujeto en la situación de comunicación y potencia el sentimiento de autonomía e independencia del mensaje, en definitiva, del binomio medio/signo.” Perez Tornero, José Manuel: Comunicación y educación en la sociedad de la información. Ed Paidós Iberica. Barcelona 2000

Se presume que el interés por registrar la propia vida por escrito surgió en las comunidades agrícola-ganaderas, con el objetivo de llevar una cierta contabilidad de su trabajo.
En la prehistoria de la escritura (IV milenio antes de Cristo, era neolítica) encontramos las representaciones pictográficas, que consistían en el diseño de imágenes y objetos. Una espiga significaba cereales, el diseño de un cuerpo significaba una persona y un animal era la representación del alimento.
El salto hacia la escritura propiamente dicha se produce cuando se dejan de usar las imágenes y se comienza a representar el sonido con el cual se designa al objeto, es decir pasando a representar ideas. Este tipo de escritura se denomina escritura ideográfica. La escritura cuneiforme de los sumerios (aproximadamente 4000 años antes de Cristo) es el primer tipo de escritura silábica. Ya   poseían cuatro letras autónomas (vocales), pero no llegaron a codificar un alfabeto completo.
Con la evolución de los signos ideográficos surgió la escritura alfabética. El alfabeto es un conjunto de letras que por sí mismas no tienen sentido. Es a través de la combinación entre ellas que se puede designar toda la realidad que nos circunda.

Fueron los fenicios los que lograron reducir su alfabeto a 22 caracteres de tipo consonante, con las cuales podían escribir cualquier palabra de su idioma. Hacen parte de este código las representaciones numéricas.






*Fragmento del capitulo "Manifestaciones Culturales, la cultura como símbolo, Cultura y comunicación, Editorial Stella, 2005.  

jueves, 24 de julio de 2014

Imagen cultural

El espacio social y personal como construcciones sociales

“No te alejes tanto de mí…”
Así como existen reglas para la lengua, todos los sistemas de comunicación tienen las suyas propias. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las pautas de ciertos lenguajes no son tan claras como las de un idioma formal. Pero no por eso dejan de funcionar: cuando vemos una película o un programa de televisión, sabemos cómo hacerlo, y no porque esté inscripto en nuestros genes, sino porque hemos aprendido las reglas para verlos. Lo mismo sucede con los espacios, en el ámbito de la comunicación corporal y social: a pesar de que no esté escrito en ningún manual, no caminamos por la calle empujando a las personas o gritando desaforadamente en un colectivo o en un tren. Nos manejamos con pautas de distancias mínimas (¿quién no se sintió incómodo cuando alguien se le acercó “más de lo normal”?) y con una distribución determinada de los objetos en el espacio (al entrar en una habitación con un pizarrón en el frente y una serie de bancos mirando hacia ella, todos deducimos que se trata de un aula).
Lo que muchas veces asumimos como “natural” es en realidad una serie de pautas culturales y sociales aceptadas por una sociedad en un momento histórico. Aquello que nosotros solemos considerar como “normal” no es más que el conjunto de reglas y normas practicadas por el mundo occidental en esta etapa histórica.
Las reglas del uso y la distribución del espacio son el campo de estudio de la proxémica (relacionada con la proximidad, el contacto, etcétera), y la kinésica se encarga de los movimientos e incluso, de los gestos corporales. Y son todas estas reglas las que nos marcan y delimitan el espacio social y personal, reglas que aprehendemos (y aprendemos) en lo cotidiano, en el transcurrir de nuestra vida en sociedad.


Percepción: ¿qué ves cuando me ves?

A través de la percepción tomamos conciencia del mundo que nos rodea: es fundamental con respecto al modo de conocer y re-conocer nuestra realidad. Las “herramientas” que hacen que el hombre pueda percibir las cosas que hay a su alrededor son los sentidos (el olfato, la vista, el gusto, la audición, el tacto), que producen una percepción particular en cada hombre, propia de su subjetividad, de su manera de mirar el mundo. De hecho no todos los seres humanos pensamos lo mismo sobre las mismas cosas, eso es lo que nos hace únicos frente a los demás.
La relación de la precepción con el espacio y con el tiempo nos permite ir construyendo el propio saber sobre el mundo. Es ella la que nos permite por un lado “ser” parte del entorno y por el otro, tener plena conciencia de él. Y aquí es donde entramos en un tema complejo, ya que este mundo se ha transformado gracias a la evolución generada por el hombre en un lugar donde todo cambia y se diversifica. 
Los sentidos del hombre no son máquinas que lo registran todo. Los sentidos están culturalmente educados. Cada cultura enseña a ver (percibir) de determinada manera los objetos. Un diseñador gráfico o publicitario sabe muy bien que al diseñar una campaña gráfica debe respetar los códigos comunitarios más difundidos, utilizando imágenes o recursos que culturalmente el público pueda comprender. Sin este re-conocimiento de lo percibido no se producirá la comunicación.
En un estado primitivo el hombre se relaciona con la naturaleza, y esa relación es en cierto modo más directa. A medida que su cultura se transforma, dicha relación cambia: se inventan herramientas, se construyen viviendas, se hacen descubrimientos científicos y tecnológicos, y ese “estado natural” es reemplazado por un hombre distinto que mira un mundo distinto. Entonces, la relación con esta “nueva naturaleza”, con su entorno cultural, se caracteriza por los paradigmas (modelos que se toman como validos) que se dan en un lugar y en un momento determinado. Por ejemplo, en la Grecia Antigua, la mitología brinda una visión muy diferente al paradigma científico de nuestra cultura o al paradigma mediático actual. Los griegos miraban y explicaban el mundo a través de los mitos (por ejemplo, el origen del fuego por el mito de Prometeo, el titán que robó el fuego del cielo y se lo dio a los hombres).
Otro ejemplo de paradigma es la visión del mundo de los europeos hasta el siglo XV. Popularmente se creía que el mundo estaba sostenido por elefantes parados sobre una tortuga, y por eso existía el temor a “caerse del mapa” (a un abismo) y tantas otras opiniones que hoy nos resultan ridículas. Cristóbal Colón destronaría este mito, probando la “loca idea” –sostenida desde la Antigüedad por los científicos griegos Eratóstenes en el siglo III a.C. y Ptolomeo en el siglo II d.C.- de que el mundo es redondo.

Algunas teorías sobre la percepción

La visión naturalista de la percepción se remonta al siglo XVII y sostiene la idea de que lo que percibimos es un “reflejo” de lo que nos rodea. Nuestra percepción del mundo se concibe como la manera de captar las cosas externas, que son objetivas e idénticas para todos. Las influencias provenientes del exterior (físicas y químicas) estimulan nuestros órganos sensoriales y son transmitidas, a través de impulsos nerviosos, hasta nuestro cerebro, donde generan (de un modo aún no explicado) representaciones de los objetos externos.

Esta visión no toma en cuenta que en el proceso de la percepción hay una instancia fundamental que es subjetiva y emotiva. De aquí deriva una característica fundamental, que es su individualidad. Esto significa que la percepción del mundo es individual: podríamos compararla con un cofre que se va llenando a través del tiempo con diferentes sensaciones –percibidas por medio de todos nuestros sentidos- y el proceso mental que estas sensaciones producen. Es muy importante señalar esto, ya que en nuestro mundo actual, el sentido privilegiado parece ser la vista, que sin embargo no brinda una apreciación completa del mundo que nos rodea. Como se dice popularmente, “ojos que no ven, corazón que no siente”.

La Gestalt (Psicología de la forma) es una de las pocas corrientes del pensamiento contemporáneo cuya teoría ha modificado la aproximación del hombre al mundo de la forma, es decir, a la estructura, al movimiento, al espacio y también al mundo visual.
Para facilitar la comprensión de lo que vemos, la percepción organiza los objetos en estructuras que los diferencian unos de otros por distintas características. Según la Gestalt este ordenamiento de las imágenes que percibimos obedece a ciertas leyes que son válidas para todos los hombres, aunque varíe su forma de percibir según la cultura de la comunidad. Estas leyes muestran el modo en que se pueden distinguir figura y fondo, la forma en que agrupamos cosas semejantes (si hay distintos elementos en un cuadro, la vista tiende a agrupar aquellos que se parecen por el tamaño, por el color, por la forma o por la proximidad), o la tendencia de cerrar formas incompletas y a verlas de manera más simple.


          



En referencia a la percepción de las imágenes o textos visuales, Nelly Schnaith sostiene que

“no hay ojo inocente (…) El ojo llega a su ejercicio y a su obra cargado de un <<saber>> (…) Dicho de otro modo: en la mirada inmediata ya se cuelan, desde siempre poderosos prejuicios, en su sentido etimológico más que moral, de orden personal, histórico y cultural”.

La reflexión nos aclara que los factores que se ponen en juego no son solamente sensitivos. Las emociones y lo individual, como ya lo señalamos, van a jugar un papel central. También tenemos que tener en cuenta que la pertenencia a un determinado tipo de cultura va a actuar como un factor predeterminante.



*Fragmento del Capítulo IV del libro "Cultura y Comunicación", Teresa Eggers-Brass y otros, Editorial Maipue, 2005.

miércoles, 23 de julio de 2014

Teorías sobre la comunicación

Del modelo clásico de la década del cincuenta a la mirada actual.

Un rápido panorama histórico
Las primeras ideas sobre la comunicación se basaron en sistemas técnicos (el modelo telegráfico); lo fundamental era que el mensaje llegara del emisor al receptor lo menos alterado posible. A partir de allí, el interés por los fenómenos de la comunicación fue creciendo, y las primeras teorías organizadas surgieron en Estados Unidos a fines de la década del cuarenta, con la formulación de Harold Lasswell. También es de esta época la teoría matemática de la información de Claude Shannon, que apareció es su artículo “Una teoría matemática de la comunicación”, publicado en el Bell System Technical Journal en 1948.

Mass Communication Research 
Esta corriente surge en la Universidad de Columbia de los Estados Unidos.
Investigo fundamentalmente los efectos de los medios, la influencia que ejercían en los receptores. Estos teóricos analizaron las reacciones de las audiencias (oyentes de radio y públicos de TV), y consideraron al receptor como “un blanco” fácil e influenciable por los medios.
Además, evaluaron la eficacia de los medios para la integración y el control social, a partir de lo cual afirmaron que el efecto masificador de los medios los transformaba en instrumentos de poder, que podían utilizarse para campañas gubernamentales, propaganda de guerra (por ejemplo, la propaganda nazi y aliada durante la segunda guerra mundial) y la publicidad.

Tuvieron una visión instrumental de los medios, considerándolos indispensables para la gestión de las opiniones, y les otorgaron cierta “omnipotencia” como “instrumento de símbolos eficaces”. 
Los estudios norteamericanos ampliaron un poco su mirada a partir del conocido trabajo de P. F. Lazarsfeld y R. K. Merton (Mass communication, popular taste and organised social action”, “Comunicación de masas, gusto popular y acción social organizada”, 1948) y otros escritos que se inscribían en la misma clase de preocupación sobre el rol de los receptores, aunque todavía en una línea muy funcionalista (es decir, atenta a las funciones y efectos de las etapas de un sistema comunicativo).  Por su función, conciben a los medios como mecanismos de regulación social. Estos investigadores norteamericanos utilizaron estudios cuantitativos: sondeos de opinión y encuestas (metodología empirista) sobre las audiencias para evaluar el impacto de los medios en términos de gusto, disgusto e indiferencia.

La Mass Communication Researsh, justamente por haber sido pionera en los estudios de comunicación, tiene varias falencias. Supone la teoría conductista estímulo-respuesta; es mecanicista; postula un efecto directo e indiferenciado de los medios sobre los públicos y presupone un “efecto masificador” y “mensajes persuasivos”. Es decir que mira los fenómenos de los medios exclusivamente desde el lugar del emisor y desde allí saca sus conclusiones.

Escuela de Frankfurt
Luego vendría la etapa norteamericana de los intelectuales de la Escuela de Frankfurt (surgida en Alemania), quienes habían empezado a trabajar desde la década del treinta en su país de origen, pero llegaron a Estados Unidos huyendo del régimen nazi. Es en este país americano donde trabajaron sobre los medios masivos de comunicación, para los que acuñaron el término industria cultural. Los principales representantes de esta escuela fueron Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Eric Fromm y Walter Benjamin (quien nunca llegó a los Estados Unidos, y se suicidó en la frontera francesa, en 1940, antes de caer preisionero de los nazis).
Los pensadoresde la Escuela de Frankfurt analizaron el proceso de industrialización de la cultura, producida masivamente. Consideraron como industrias culturales básicamente a la industria del cine, la televisión, las emisoras de radio. Criticaron la intromisión de la técnica o la tecnología (los medios) en la cultura.
Sostenían que la “industria cultural” había quebrado la verdadera cultura y la capacidad crítica del arte, ya que afirmaban que las industrias culturales producen bienes (por ejemplo, películas) en serie y estandarizadas como cualquier otro producto o mercancía. 
Si bien un fuerte pesimismo tiñe todos sus estudios, estos pensadores incluyen una serie de factores en el análisis social, cultural y comunicacional que otras corrientes no habían tenido en cuenta.

La escuela de Estudios Culturales de Birmingham
Los estudios más interesantes sobre las audiencias se dan unos cuantos años después, en las décadas de 1960 y 1970 en Inglaterra, en el Centro de Estudios Culturales Contemporáneos de la Universidad de Birmingham. Su iniciador fue Stuart Hall, quien retomó algunas ideas de Raymond Williams y Richard Hoggart y de la revista Screen.
Esta escuela sitúa a la cultura dentro de la teoría de la producción y reproducción social y por lo tanto postula que las formas culturales sirven a la dominación social o bien a la resistencia. Valoriza formas culturales como el cine y la TV, que habían sido descartados por los enfoques anteriores.
Raymond Williams cuestiona el término de “cultura de masas” y prefiere el concepto de “cultura popular”, pero considera que los productos comerciales mass-mediáticos no pueden llamarse cultura popular. Es decir, “masivo” no es sinónimo de “popular”. (Podemos decir, por ejemplo, que las películas de Hollywood son productos masivos, pero no de origen popular.)
Stuart Hall investigó la televisión y rechazó la “pasividad de las audiencias” (como la escuela norteamericana). Planteó tres posturas de comprensión e interpretación de los mensajes mediáticos por parte de los públicos: la dominante, es decir aceptar los mensajes e ideologías de los medios hegemónicos sin cuestionarlos; la de oposición o resistencia, interpretando críticamente el mensaje, y la negociada, que combina elementos de oposición y adaptación.
Por esto, los pensadores de la Escuela de Birmingham consideran que los medios han colonizado la cultura, dominan el ocio y el tiempo libre. Constituyen la forma dominante de la cultura, pero sin embargo se trata de un terreno  en el que se libran batallas.
Algunos investigadores de los estudios culturales analizaron los programas de entretenimiento de masas emitidos por la televisión (comedias, telenovelas, series policiales) para ver cómo participan en la construcción de un sentido común popular, es decir cómo representan estereotipos de raza, de género, (femenino-masculino) o de clase (los pobres, los trabajadores, etcétera).


  *Fragmento del Capítulo V del libro "Cultura y Comunicación", Teresa Eggers-Brass y otros, Editorial Maipue, 2005.

lunes, 21 de julio de 2014

El Diario

¿Cómo se hace un diario? ¿Cómo se escribe una nota? ¿Qué elementos hacen que algún hecho sea noticiable y otro no? ¿Quién decide qué va en la tapa? ¿Las noticias son un reflejo de lo que pasa en la sociedad o son una lectura de lo que algunos creen que pasa en la sociedad? ¿Para quién informamos? ¿Qué es ser objetivo? ¿Cómo es la relación entre periodista y medio de comunicación? ¿Se interponen los intereses económicos?


Video: El Diario - En el Medio - Canal Encuentro


La Radio

Repasamos la historia de la radio y sus características y alcances. ¿Cuál fue su función en sus inicios, y por qué cambió? Cómo luchan las radios más pequeñas para sobrevivir a las señales de los grandes medios.

Video: La Radio - En el Medio - Canal Encuentro





Video: Distancia cero - Canal Encuentro

Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) representan uno de los factores más importantes en la aparición de brechas generacionales, sociales, económicas y culturales. Un documental sobre la historia de las telecomunicaciones y su evolución a través de los años, a partir de un desarrollo cronológico y tecnológico. Además, el alcance de las TIC y los cambios que produjeron en la sociedad.

La Televisión

Es el medio de comunicación masivo por excelencia. Desde sus inicios, convive con la contradicción entre la calidad y los intereses comerciales detrás del rating. En este esquema, ¿hay espacio para la cultura o la educación?

Video: La Televisión - En el Medio - Canal Encuentro






Video: Distancia cero - La Televisión

Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) representan uno de los factores más importantes en la aparición de brechas generacionales, sociales, económicas y culturales. Un documental sobre la historia de las telecomunicaciones y su evolución a través de los años, a partir de un desarrollo cronológico y tecnológico. Además, el alcance de las TIC y los cambios que produjeron en la sociedad.

La comunicación desde una perspectiva de comunicación comunitaria

“La comunicación comunitaria nace bajo un sesgo liberador” Jaime Correa


Hablar de comunicación comunitaria es referirse a una reciente historia de cruces teóricos con experiencias prácticas en América Latina; a partir de una mirada crítica (denunciativa), y al mismo tiempo alternativa (propositiva) a la noción tradicional dominante sobre “la comunicación”. Generada en contraposición a un modelo comunicacional hegemónico: autoritario perpetuado sobre la base del orden jerárquico, de explotación, control ideológico y represión para mantener sistemas sociales desiguales e injustos.

Los medios de comunicación comunitaria, popular y alternativa nombran un conjunto de prácticas comunicacionales muy diversas (radiales, televisivas, gráficas, artísticas). Las distintas experiencias que se dieron en la Argentina a partir de 1983, significaron un conjunto de prácticas a través de las cuales se podría hacer efectivo el ejercicio del derecho a la comunicación y como estrategia para la transformación social. Es decir son experiencias que se gestan y desarrollan al calor de un proyecto político-cultural de transformación social.

No es posible comprender estas prácticas al margen de los contextos en los que se desarrollan, contextos que están constituidos por los procesos económicos, sociales, culturales y comunicacionales hegemónicos y por las dinámicas de las organizaciones y movimientos sociales que luchan por su transformación (Kejval, 2011).

La mayoría de las experiencias poseían algún medio de comunicación (mayoritariamente de radio) como  herramienta de difusión. Y nacieron con una fuerte impronta local o barrial. El adjetivo “comunitaria” que muchas veces asumieron refería a las comunidades territoriales que las radios u otros medios cubrían o pretendían cubrir.

Se comprende entonces que la comunicación comunitaria extiende el concepto de comunicación a una multiplicidad de manifestaciones y lenguajes que incluyen sin duda a las prácticas vinculadas con los medios gráficos, radiales y televisivos pero que no se agotan en ellos, las experiencias de radio, televisión y gráfica comunitarias, populares, alternativas, desarrolladas por campesinos, trabajadores, sindicatos, movimientos, estudiantes, partidos políticos, grupos insurgentes, organizaciones, son parte de un fenómeno complejo, rico y variado que las integra pero que, insistimos, no las agota (Magarola, 2011).

“La comunicación comunitaria nace bajo un sesgo liberador” Jaime Correa. Respecto del campo de la comunicación como fenómeno social tomamos las palabras de López Vigil (2005) cuando afirma que la comunicación es inevitablemente política porque hace al espacio público. Se trata de influir en la opinión pública, de inconformar, de crear consensos, de ampliar la democracia, de construir comunidad.Y desde un punto de vista político-cultural, las experiencias de comunicación comunitaria en América Latina, nacen como verdaderas iniciativas contra hegemónicas, a contra pelo de la industria cultural al servicio de un orden social injusto, explotador y excluyente. Como bien dice Eduardo Balán, la comunicación comunitaria es para otra Industria Cultural. 

Entendemos a la comunicación como un fenómeno, antes que mediático y tecnológico, antropológico, social y humano. Los procesos de comunicación no se dan únicamente a partir de los medios masivos, sino que circulan ininterrumpidamente en múltiples escenarios cotidianamente: en la calle, en las instituciones, en los hogares, en los barrios. Desde esta perspectiva, entonces, concebimos a la comunicación como un proceso dialógico que implica: interacción, intercambio, encuentro, participación, producción de sentido, creación, 
común-unión-comunidad, democratización, derecho humano.



*Fragmento del texto "Pasado y presente de la Comunicación Comunitaria en Argentina y Americalatina", Lic. Nelson Cardozo, Marzo 2012

sábado, 19 de julio de 2014

La Radio Comunitaria

Las radios comunitarias se caracterizan por considerar a la comunicación como un derecho humano esencial. A diferencia de las radios privadas comerciales, no persiguen un fin de lucro. No tienen un dueño sino que son gestionadas en forma democrática y participativa por grupos de personas agrupados en asociaciones civiles, vecinales, cooperativas, sindicatos. mutuales, etc. En la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, las radios comunitarias están contempladas dentro de los prestadores de “gestión privada sin fines de lucro”. De este modo, se diferencian de los medios públicos (estatales y no estatales) y de los privados comerciales.

Una radio Comunitaria

No es una radio pequeña.
No es una radio pobre.
No es una radio precaria.
No es una radio de baja potencia.
Una radio comunitaria no es necesariamente un medio local

Un medio comunitario puede tener alcance local, municipal, provincial, regional o nacional. No lo define su alcance sino su forma de propiedad, junto con sus objetivos, misión y forma de organizarse.
Un medio local es aquel que tiene como principal punto de partida lo que sucede diariamente en su territorio, sea éste un barrio, municipio, partido, etc.
Hay medios locales que son comunitarios, aunque también hay medios locales que son privados comerciales, o estatales.
Una radio comunitaria se diferencia de un medio del sector privado comercial en su forma de propiedad y en sus objetivos. Pero también en cómo aborda los hechos de la realidad cotidiana.

En una Radio Comunitaria

No se busca el lucimiento de los periodistas/locutores, sino la participación comunitaria.
Se transmite información veraz, clara y sencilla sobre los hechos, se explica cómo, cuándo y dónde ocurren las cosas, pero también se dice quién las hace y a quién afectan.
Se explican los “por qué” de lo que ocurre, involucrando a la gente/el pueblo en la interpretación de los hechos.
Se utiliza el humor, la música y los elementos de la cultura popular (dichos, refranes, canciones, leyendas, etc.)
Se intenta superar la información como “entretenimiento” o el “amarillismo” sin caer en tonos soberbios o aburridos sin ritmo. La radio comunitaria no se contenta con informar bien. La radio comunitaria intenta generar participación popular para dar respuesta a los problemas.

La Comunicación Comunitaria

Es sinónimo de participación.
Ayuda a interpretar colectivamente lo que pasa.
Pone en contexto (qué, quién, dónde cuándo, pero también por qué).
Abre el juego a muchas voces, afines y discordantes.
Parte de la cultura y el lenguaje popular.
Se propone el cambio, la transformación, en base a la participación de la comunidad.
No se contenta con una sola mirada.
Busca fuentes informativas confiables, no solo las oficiales.
Rescata la visión de los actores menos presentes en los grandes medios.
Tiene un enfoque propio, editorializa.
Aprovecha todos los recursos radiofónicos posibles.
No solo denuncia, rescata las propuestas.
Da seguimiento a los temas, rescata lo urgente pero también los procesos.

Fuente: FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias)


Según José Ignacio López Vigil

"Cuando una radio promueve la participación de los ciudadanos y defiende sus intereses; cuando responde a los gustos de la mayoría y hace del buen humor y la esperanza su primera propuesta; cuando informa verazmente; cuando ayuda a resolver los mil y un problemas de la vida cotidiana; cuando en sus programas se debaten todas las ideas y se respetan todas las opiniones; cuando se estimula la diversidad cultural y no la homogeneización mercantil; cuando la mujer protagoniza la comunicación y no es una simple voz decorativa o un aviso publicitario; cuando no se tolera ninguna dictadura, ni siquiera la musical impuesta por las disqueras; cuando la palabra de todos vuela sin discriminaciones ni censuras, ésa es una radio comunitaria.

No se someten a la lógica del dinero ni de la propaganda las emisoras que así se denominan. Su finalidad es distinta, sus mejores energías están puestas al servicio de la sociedad civil. Un servicio, por supuesto, altamente político: se trata de influir en la opinión pública, de inconformar, de crear consensos, de ampliar la democracia. En definitiva - y por ello, el nombre- de construir comunidad."

Fuente: "Manual urgente para Radialistas Apasionados".  1997


Video: Las Radios Comunitarias - En el Medio - Canal Encuentro 

Internet ¿un nuevo medio de comunicación o una nueva tecnología?

Una definición social de Medio de Comunicación (El envejecimiento de  sus versiones tecnológicas)

José Luis Petris y Rolando Martínez Mendoza*


Internet vino a poner fin a un gran equívoco

La historia de los medios, es decir su escritura, fue la culpable de una confusión que terminó casi por naturalizarse, el reemplazo o la subsunción de particulares tipos de contacto por la primera tecnología que los permitió.
Parece cierto, hasta el surgimiento de Internet cada nueva tecnología permitió y expandió un tipo de contacto cualitativamente distinto al de sus predecesoras. Fue así que cada nueva tecnología que se hacía presente terminó siendo confundida con un nuevo medio de comunicación, con aquel al que genuinamente dio nacimiento, confundida con un nuevo tipo de contacto, imposible antes que ella, pero “olvidando” que esa tecnología no era más que el dispositivo técnico que lo permitía y nunca el medio en sí ni hacia futuro la única tecnología capaz de ser utilizada para gestionarlo.
En esa misma historia de los medios, en su propia urdimbre, podemos encontrar el peso definitorio del tipo de contacto para la singularización de un medio de comunicación: la escritura, por ejemplo, siempre fue escritura sin importar si su dispositivo fue el punzón y la arcilla, o el cuero; o si fuera reemplazado por la tiza,
el carbón, el lápiz o la tinta más el papel o la pizarra, u hoy por teclados y pantallas.
La escritura siguió siendo y sigue siendo la escritura, aunque ni escribir ni leer hayan recorrido los tiempos inalterables.
Pero en la trama de esa historia se dibuja lo contrario. La imprenta fue la imprenta y terminó confundiéndose con los medios gráficos (donde el libro, la revista y el diario se diferenciaron antes por sus contenidos que por sus distintas gestiones del contacto). Y la confusión tiende a persistir a pesar de que la imprenta es parte
esencial del dispositivo del afiche, del volante o de las boletas utilizadas en una elección, donde la imprenta presente no los vuelve sin embargo medios gráficos porque evidentemente el tipo de contacto involucrado en cada uno de ellos es cualitativamente distinto, aunque un afiche pueda asemejarse por contenidos tanto
a una revista como para poder generar las denominadas revistas murales (en general medio no-gráfico para nuestra cultura, a la que le es más fácil vivirlas como experiencias vanguardistas).

En esa historia el teléfono fue el teléfono, y por culpa de serlo casi siempre fue expulsado de ella, a pesar o justamente por su carácter democrático (sin asimetrías de poder entre “emisores” y “receptores”, y masivo, tal vez demasiado masivo con el tiempo); casi siempre ausente de la historia de los medios de comunicación,
aunque, por ejemplo, el carácter privado de sus contenidos fuera comparable al de la escritura cuneiforme con la que comienzan casi todas ellas.
La fotografía fue confundida con un medio aunque subsumió técnicas tan dispares como la del daguerrotipo y de la polaroide. El mp3 consigue ser distinto al disco (como no consiguieron serlo del todo el fonógrafo, el magazine, el cd y el cassette porque hoy la industria discográfica no consigue monopolizar y regular la
circulación de contenidos musicales). El cine terminó siendo la tecnología madre entre otras parecidas (video, películas por televisión, películas en Internet, dvd, etc.) para lo que aún hoy se llama cine aunque cada vez parezca haber perdido más entidad la sala pública a oscuras sin comodidades para la gaseosa y el pochoclo. La radio sigue siendo la radio aunque hoy tenga imágenes al escucharla por Internet.
La televisión está por morir (se equivocan algunos). E Internet es Internet pero también, o más correctamente, correo electrónico y portales institucionales y archivos; diarios digitales pero también blogs, foros y chat; redes comunitarias pero también radio y televisión, y teléfono. Entonces Internet es todo lo previo más Internet. Pero entonces, ¿cuál es la tecnología de la televisión?, ¿y el dispositivo de la radio?, ¿es lo mismo como contacto el diario digital que el diario papel?, ¿Internet es correo electrónico o publicidad masiva, texto individual o construcción comunitaria, comunicación privada o pública?

Internet vino a generar un gran equívoco

Internet hizo creer que era un nuevo medio de comunicación. Sin embargo Internet es una nueva tecnología, la primera que no se diferencia de las anteriores sino que brutalmente se solapa, confunde y excede a las anteriores. Internet no es un nuevo medio de comunicación, es una tecnología que permite el desarrollo de varios de los “viejos” medios de comunicación y de novedosas maneras de contacto (es decir, de nuevos medios de comunicación).
¿Qué es un medio de comunicación?, o más correctamente, ¿a qué estamos llamando medio de comunicación? A una determinada gestión del contacto vehiculizada por un conjunto cualquiera de dispositivos técnicos. Es decir, no es un determinado conjunto de dispositivos técnicos; es un tipo de contacto que puede ser gestionado por el conjunto “A” de dispositivos, pero también por el conjunto
“B”, y en el futuro por el conjunto “C” (y seguramente, para muchos medios, en el pasado esa gestión del contacto fue lograda por el conjunto “D”). (Por ejemplo, el medio “teléfono” es el tipo de contacto que hasta hace poco sólo permitía el dispositivo técnico “teléfono”, y hoy permite tanto él como Internet.)

Esta definición de medio de comunicación no debería asombrar. Fue señalado cómo ya puede encontrarse en la urdimbre de prácticamente todas las historias de los medios. Y sino podemos apoyarnos en ejemplos como los del disco (de música) que fue disco aunque fuera cambiando la tecnología y sus dispositivos técnicos: el disco fue el disco de pasta, el de 45, el de 33, el de vinilo, el long play, el mono, el estéreo, el cd, el cassette, el magazine, etc. Cada una de estas tecnologías produjo diferencias en el tipo de contacto, pero no fueron socialmente consideradas significativas como para hablar de nuevos medios de comunicación (a pesar de que el disco de pasta estandarizó la duración de la canción, y casi la inventó como formato; a pesar de que algunas tecnologías obligaban a la escucha en un espacio fijo y otras permiten el esplazamiento; unas obligaban a la escucha compartida y otras se limitan a la escucha privada, etc.). Es decir, si revisamos cada medio de comunicación encontraremos que el mismo no estuvo ni está “encerrado” en una única tecnología ni en un único conjunto de dispositivos técnicos. Lo que siempre definió a los medios de comunicación fue su gestión particular del contacto. (Y sin embargo, esta particularidad del contacto fue casi siempre confundida, a partir de una mirada semi-mc‘luhaniana, con la determinación que un tipo particular de dispositivo y/o tecnología generaba. Se priorizó el instrumento, y no la decisión social de gestionar de una determinada manera el contacto.) 
Seamos honestos. Casi ninguna historia de los medios es ciegamente tecnológica. Casi todas trabajan un concepto de medio de comunicación como una particular manera social de utilizar las capacidades de contacto que brinda una determinada tecnología. El acento parece estar puesto en la utilización social de la tecnología y no en la tecnología. Parece. Sin embargo no es nada que no permita esa tecnología,
y un medio está claramente asociado a determinados dispositivos técnicos y no a otros, y un medio es el uso de parte de las posibilidades de esos dispositivos y no de cualquier dispositivo o conjunto de ellos que permitan un contacto semejante, y un medio casi siempre fue llamado igual que la tecnología y/o el dispositivo, fusionándolos. Muchas historias de los medios han abandonado el determinismo tecnológico, pero (sin querer) lo siguen profesando.

Nuestra propuesta de definición social de medio de comunicación

Proponemos llamar medio de comunicación a: toda gestión del contacto vehiculizada por un conjunto de dispositivos técnicos, donde cada medio particular de comunicación se distingue de otro por el tipo de gestión del contacto vehiculizada con independencia del conjunto de dispositivos técnicos utilizados para
ello.
Este (nuestro) acento puesto en la gestión del contacto podemos encontrarlo en los trabajos de Oscar Traversa (2001 y 2005). A diferencia de otras posturas donde se reservaba la noción de “dispositivo” a la tecnología o instrumento tecnológico, y el consenso social de cómo utilizarlo formaba parte del concepto “medio”, Traversa define dispositivo como una particular gestión del contacto, incluyendo en él tanto
el aparataje técnico como las gestiones sociales de distribución y circulación de los textos producidos por esos instrumentos técnicos. Es decir, aunque difiera la perspectiva de Traversa de nuestra postura, nace en ella. El embrión de nuestro planteo está en sus acercamientos a los dispositivos, donde el acento está puesto,
como en nosotros, en la naturaleza de la gestión del contacto, privilegiándola por sobre las características técnicas del aparataje (Traversa), con independencia de la tecnología utilizada (nosotros).

Medio y medio masivo de comunicación

Sabemos que hemos indiferenciado “medio de comunicación” de “medio masivo de comunicación”. Fue ex profeso. El teléfono tiene la culpa. Es obvio que todo medio masivo de comunicación es un medio de comunicación, y no la inversa. Pero no es tan obvio que la masividad de los medios masivos de comunicación no lo es tanto por el acceso masivo al medio como por la difusión masiva de algunos de sus
contenidos, que no depende solamente del acceso masivo al medio. La televisión es un medio masivo de comunicación porque algunos de sus contenidos son consumidos masivamente, no porque muchos otros de sus contenidos sólo son consumidos por pocos. Y sin embargo se acepta que Internet es un medio masivo
aunque su principal uso (por ahora) es de generación y consumo de contenidos no masivos, cualidad que no se le atribuyó al teléfono a pesar de exhibir las mismas cualidades. Ex profeso hemos indiferenciado medio de medio masivo de comunicación porque tal vez esta diferencia también esté siendo puesta en cuestión por Internet, tal vez otro gran equívoco. Y porque queremos pensar a la pintura y a la música como medios de comunicación, ¿por qué no? Volvamos al teléfono. Quienes siguen pensando a los medios casi como “tubos” (no importa tanto el estilo de los mensajes como la propiedad de los medios de comunicación que los transmite si queremos estudiar sus efectos; no importa tanto el discurso social sobre los propietarios de los medios que resignifican sus discursos como sus intenciones e intereses políticos comerciales -que muchas
veces sólo podemos presuponer-; no importa tanto las significaciones heterogéneas de un discurso de los medios dentro de una sociedad como la ideología de sus productores, etc.) descuidan la potencia retórica y enunciativa de los discursos (los contenidos), presente también en los discursos telefónicos; descuidan las apropiaciones parciales y críticas que muchos sectores sociales hacen de estos discursos, semejantes a las que ocurren a partir del teléfono; privilegian la propiedad y naturaleza del aparataje técnico, por ejemplo de la televisión, y se despreocupan del teléfono a pesar de su propiedad y naturaleza del aparataje técnico. El triple play está salvando al teléfono del “ostracismo”.
Empresas comerciales y candidatos políticos están utilizándolo por su masividad y potencia de gestión del contacto: interpelación directa y privada. Etc.
Para algunos estudios políticos del sistema comunicacional ocuparse de cuál es la ubicación en la “base económica comunicacional” de los distintos actores sociales según cuál es su relación de propiedad con los instrumentos comunicacionales es imprescindible, pero es insuficiente.


*Fragmento del texto "Una definición social de Medio de Comunicación (El envejecimiento de  sus versiones tecnológicas)"

*José Luis Petris es Licenciado de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Nacional de
Quilmes.
*Rolando Martinez Mendoza es Licenciado en Ciencias de la Comunicación, UBA. Cátedra
Semiótica de los géneros contemporáneos, Facultad de Ciencias Sociales-UBA.

Fuente: AVATARES de la comunicación y la cultura, Nº 2. ISSN 1853-5925. Agosto 2011

Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual

Cartilla de FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias) sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual


Ver Cartilla completa

En el Medio es un programa emitido por Canal Encuentro que recorre la cocina de los medios de comunicación, su historia y su presente.

En este caso el tema es la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (Ley 26.522)

Sinopsis: ¿Cómo eligen los medios lo que van a contar? ¿Se puede ser objetivo? Una investigación sobre la producción noticiosa y sobre cómo los medios de comunicación construyen su versión de la realidad. El recorrido de las redacciones, las características de cada género y las entrevistas a periodistas, editores y directores nos acercan al detrás de escena de la noticia y proponen una lectura reflexiva de los medios y el periodismo. En el medio se mete en la cocina de las noticias para saber dónde estamos parados al leer el diario o mirar la tele. Conduce Gisela Busaniche.

Video: Ley de Servicios Audiovisuales - Programas - Canal Encuentro

Texto de la ley: AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual)




El poder mediático por Ignacio Ramonet

Como consecuencia de la revolución digital, hoy día nos es extremadamente difícil, intelectual y prácticamente, establecer distinciones netas entre el mundo de los media, el mundo de la comunicación, el mundo que podríamos llamar la cultura de masas y el mundo de la publicidad. Cada día existen menos fronteras entre esos tres sectores. Hasta hace unos años, en el universo de la comunicación en general, podíamos distinguir tres esferas autónomas y prácticamente independientes. Por una parte, la esfera de lo que llamamos la información, la prensa, las informaciones en la radio, las agencias de prensa, los noticieros de televisión, las cadenas de información continuas, este universo, del mundo de los periodistas, es un mundo aparte, es una esfera aparte.

La otra esfera, es la esfera que vamos a llamar la comunicación institucional, la publicidad, la propaganda, en el sentido político de la palabra, todo este universo que se ha desarrollado enormemente en la actualidad. Hoy día los gobiernos comunican, las empresas comunican, tienen periódicos, tienen radios, tienen los portavoces mediáticos, tienen estructuras de prensa, y es cada vez más difícil para nosotros no identificar esos elementos como formando parte del mundo de la comunicación. La publicidad forma parte del mundo de la comunicación, es el aparato ideológico del sistema, la publicidad es lo que la propaganda es en la política.

La tercera esfera es lo que llamamos en general la cultura de masas, la cultura de masas en su sentido más amplio, la telenovela, los comics, la edición literaria de masas, los libros de masas, el cine de masas, el deporte, etc.

Hace 10 años hubiésemos podido hablar de los medios de comunicación como un universo cerrado, con su propia lógica, con su propia dinámica, autónomo con respecto al resto del universo de la comunicación, y eso hoy día, no es posible. ¿Y por qué no es posible? Por la revolución digital. La revolución digital, que no voy a explicar aquí obviamente, es esencialmente la mezcla del texto, del sonido y de la imagen. Antes había un universo del texto, un universo del sonido, un universo de la imagen, hoy eso está totalmente mezclado. Ustedes observan, por ejemplo, que ya no hay máquinas de comunicar exclusivamente sonoras, ya no existen. Si ustedes recuerdan, hace unos 10 o 15 años, un teléfono era un aparato de dos piezas negro, que solo servía para el sonido, no servía, por ejemplo, para transmitir un texto o una imagen. Hoy ustedes cogen su teléfono portátil, observan que tiene sonido pero que también tiene imagen, y que también tiene texto, y tiene una pantalla. La radio, por ejemplo, antes era puramente sonora y un ciego podía escuchar la radio; hoy un ciego no puede escuchar la radio tan fácilmente porque la radio también tiene pantalla, y en la pantalla hay texto, y mañana habrá imagen; y el texto de la radio nos dice quien habla, como se llama, que estación estamos escuchando, que canción estamos escuchando, etc.

Entonces, ya no hay el universo de lo escrito, el universo del sonido, el universo de la imagen, todo está mezclado. De la misma manera, en el mismo marco de la comunicación, lo que observamos es que las máquinas de comunicar fusionan: el teléfono, el televisor, la computadora, cada una de esas máquinas nos permite hacer, cada día más, lo que nos permite cualquiera de ellas. Con el televisor podemos hacer las funciones de la computadora, con la computadora las funciones del teléfono, y con el teléfono, las funciones del televisor, cada vez más. Ese es el universo de Internet.

El Internet no sabe distinguir entre texto, imagen y sonido, no sabe distinguir entre las tres esferas de las que he hablado antes. En Internet hay esfera de la información, esfera de la publicidad, y esfera de la cultura de masas. En Internet hay cada vez más televisión, hay cada vez más información, hay cada vez más publicidad; y no hay diferencia entre los tres. Entonces, estamos ahora en un contexto, en el que tenemos que pensar globalmente estos tres universos diferentes.

Las megafusiones

Con la unificación de estas tres culturas, están surgiendo firmas, empresas que tienen vocación de gestionar todo el contenido de estas diferentes esferas. Es significativo que en el año 2.000 hemos visto surgir mega grupos de comunicación, como la fusión del primer grupo de comunicación mundial, Time Warner, con la primera empresa de Internet, America On Line; una empresa vieja, antigua, la Time Warner, y una empresa reciente, la America On Line.

Necesitamos reflexionar lo que eso significa, por ejemplo, en términos de difusión, cuántos centenares de millones de personas a través del mundo se ven concernidos, sea por el grupo Time, por la revista Time, o por la del cine Warner, por la televisión Warner o el cable Warner, o bien por la CNN que forma parte del grupo y, ahora, por AOL, que es un pórtico Internet de entrada para decenas de millones de personas a través del mundo.

Hemos visto más recientemente aparecer un segundo grupo euroamericano, o francoamericano, el grupo Vivendi Universal. Es un grupo que, un poco como el grupo de Murdoch, no tiene especialidad en el campo de la comunicación. Hacen de todo: edición musical, edición cinematográfica, películas, tiene evidentemente editoriales, agencias de publicidad, tienen toda clase de servicios de ocio, ciudades de vacaciones, y evidentemente están en el deporte.

El deporte hoy interesa a los grandes grupos de comunicación americanos y europeos, o a un grupo como Murdoch (que ya no sabemos que nacionalidad tiene, si es australiano, si es británico, si es americano), el cual, por ejemplo, quería comprar el equipo de fútbol más celebre del mundo, el Manchester United. Porque un equipo de fútbol hoy no tiene interés deportivo, en la medida en que es mucho menos una prueba deportiva que se desarrolla en una cancha que un espectáculo que se difunde por televisión. Lo que tiene valor es el espectáculo que se difunde por televisión. Un equipo de fútbol no tiene nada que ver, o cada día tiene menos que ver con el deporte, y más con el espectáculo. De ahí el hecho de que tengamos que ver sumas importantes que se pagan a los actores de estos equipos, como a los actores tal película o de tal telenovela.

En este contexto, lo que tenemos frente a nosotros no es el mundo de la información solamente sino un universo bien complejo, donde además los actores principales de la globalización, las grandes empresas, juegan un papel muy importante en el campo de la información. Es lo que yo he tratado de distinguir en el mundo de hoy cuando me refiero al primer poder y al segundo poder, y ninguno de esos dos poderes es político.

El primer poder es el poder económico y financiero. Y el segundo poder es el poder mediático. Porque el sistema mediático, en la manera en que lo acabo de definir, es el aparato ideológico de la globalización. Es el sistema que en cierta medida constituye la manera de inscribir en el disco duro de nuestro cerebro, el programa para que aceptemos la globalización. Este sistema ideológico, este aparato ideológico de la globalización, es el aparato mediático en su conjunto. Es decir, lo que dice la prensa, lo repite la televisión, lo repite la radio, y no solo en los noticieros, sino también en las ficciones, en la presentación del tipo de modelo de vida que se puede presentar.

La información hoy

En el universo de la información, específicamente, esta característica se encuentra también. Lo que ha aparecido como característica importante, primero, es que hoy la información está considerada esencialmente como una mercancía. No es un discurso que tenga una vocación ética de educar al ciudadano, o de informar en el buen sentido de la palabra al ciudadano, sino esencialmente la información tiene ante todo una perspectiva de tipo comercial. Se compra y se vende la información, con el objetivo de sacar provecho. Esta es una ley importante, de ahí que la información no funcione en función de las reglas de la información, que haría de la verdad, por ejemplo, la referencia suprema, sino en función de las exigencias del comercio, que hacen del provecho, o el beneficio, el imperativo supremo.

La segunda característica de la información, es obvio decirlo, es que se ha acelerado hasta alcanzar el límite absoluto de la aceleración. ¿A que velocidad circula la información hoy? A la velocidad de la luz, es decir, 300.000 Km. por segundo. Hoy día hemos pasado de un mundo del periodismo a un mundo del inmedialismo, del instantaneísmo, no hay período para estudiar la información. La información es cada vez más de impresiones, de sensaciones.

¿Cual es la tercera característica de la información hoy? Esencialmente es que tiende cada día más a ser gratuita. Las grandes firmas mediáticas en realidad regalan la información. Si ustedes reflexionan sobre la información que ustedes consumen, verán que la mayor parte de la información que consumimos la recibimos gratuitamente, o aparentemente gratuitamente. Cuando escuchamos la radio, cuando vemos la televisión, la información es gratuita. Cuando leemos la prensa, pagamos, pero este pago es simbólico, porque lo que pagamos ni siquiera paga el precio del periódico en su peso de papel. ¿Por qué? porque quien paga la información en realidad es la publicidad.

Entonces, de esta manera, sobre todo con los megagrupos que han aparecido ahora, entramos en un universo en el que la circulación de la información masiva se hace con ese criterio. Antes podíamos decir, una empresa de prensa vendía información a los ciudadanos. Esto era su forma normal, mientras que hoy una empresa mediática vende consumidores a sus anunciantes. Es decir, lo que vende, por ejemplo, la Time Warner - America On Line, es el número de consumidores de este grupo a los anunciantes de este grupo, a Nike, a Ford, a General Motors, esa es la relación dominante.

Discurso infantilizante

¿Qué significa todo esto que estoy diciendo? Significa que el combate contra estos grupos se ha hecho extremadamente difícil. Por ejemplo, podríamos decir una actitud militante, ante esta presión mediática consiste en dar la información gratuitamente cuando ellos la venden, pero en realidad ellos ya la dan gratuitamente. O sea, si nosotros difundimos nuestra información gratuitamente no haremos más que lo que hacen ellos, la gratuidad ya no es un criterio de distinción.

Segundo, ellos se dirigen a masas que son planetarias, mientras que nosotros seguimos a veces pensando el contradiscurso de manera demasiado local, o demasiado circunstancial. Allí también hay una diferencia entre ilustrar a los que ya saben, y dirigirse al público en general. Otra diferencia también es que a veces el discurso militante o de contrainformación, no es suficientemente pedagógico, o no tiene los criterios de la seducción, que le permitan competir con el discurso dominante.

Pues bien, ¿cuál es la característica del discurso de las grandes empresa mediáticas? Es la retórica. Cuando ustedes observan el discurso en la información, o en la publicidad o en la cultura de masas, observan que el discurso tiene retóricamente las mismas características. Primero, es un discurso rápido, no se hacen efectos largos; en la prensa, cada vez más los artículos son cortos, las frases son breves, los títulos son impactantes, como una cuña publicitaria, o como cualquier discurso de cultura de masas. Primera característica, la rapidez, para evitar el aburrimiento.

Segunda característica, la sencillez. El discurso dominante, los grandes sistemas mediáticos, es muy elemental, es un vocabulario que todo el mundo posee, es una construcción sintáxica, una construcción retórica, todo el mundo puede entender; en cine, en televisión, en radio, en literatura de masas, las características son las mismas, es decir, la sencillez de la construcción.

La tercera es la de utilizar constantemente lo que podríamos llamar los elementos de espectacularización, de dramatización, la risa, por ejemplo, en el discurso publicitario, el discurso eufórico, o bien la tragedia en el discurso del noticiero. Hacer reír o hacer llorar. En todo caso, expresarse mediante emociones.

Cuando ustedes reflexionan sobre este discurso, que es masivo, constatan en realidad cual es el discurso que tienen estas características, pues es aquel que en general se dirige a los niños. A los niños se les habla sencillamente, brevemente y de manera emocional. Generalmente el discurso que recibimos es un discurso infantilizante,

Pero, ¿cuál es el problema para nosotros? Es que no podemos contestar o no podemos hacer contrainformación, con un discurso infantilizante efectivamente. Y la dificultad está en construir un discurso de contrainformación que pueda también tener características de seducción, es decir, que no se dirija a una pequeña minoría sino que también pueda dirigirse a las masas, en definitiva sin que sea un discurso doctrinario, dogmático, un discurso de pura retórica, artificial.

Queremos la verdad

Ustedes dirán que todo esto es muy pesimista, verdad, la situación, no es fácil, ya lo he dicho en un principio. ¿Cuál es la perspectiva menos pesimista? No he dicho optimista, he dicho, menos pesimista, ¿qué es lo que nosotros constatamos en nuestras sociedades, en la mayoría de sociedades? Constatamos que hay una contradicción cada vez mayor entre dos parámetros; el primer parámetro es el que acabo de mencionar, esto es que el nivel de los medios es cada vez más vulgar, más mediocre, más insatisfactorio.

Y el segundo parámetro es que en nuestras sociedades cada vez hay más personas educadas, más personas que han hecho estudios secundarios, que han hecho estudios superiores. En realidad podríamos decir que en ningún momento de la historia, de la inmensa mayoría de los países de hoy, ha habido un nivel educacional como el de hoy. Entonces mientras el nivel educacional sube, el nivel mediático baja, y llega un momento en que se cruzan, y en nuestras sociedades aparecen cada vez más grupos, categorías sociales, que se encuentran insatisfechas con este discurso infantilizante, y que reclaman ser tratados como personas adultas, que son capaces de conocer la verdad, que son capaces de distinguir y de tomar posiciones en función de la verdad, sea cual sea la verdad.

No queremos un cuento de hadas, queremos la verdad y frente a la verdad, como ciudadanos estamos dispuestos a tomar posiciones, que no nos cuenten un cuento de hadas como la guerra del Golfo, que no nos cuenten un cuento de hadas como la Guerra de Kosovo, o que no nos cuenten un cuento de hadas como sobre el Plan Colombia, queremos la verdad, y en función de la verdad podemos determinar.

Y nos damos cuenta que todos los medios, pequeños evidentemente, que dan información seria, no ideológica, datos, hechos concretos, con referencias, nos damos cuenta que todos esos medios, por diferentes que sean, están recibiendo cada vez más audiencia. Evidentemente sería inmodesto de mi parte citar "Le Monde Diplomatique". Ustedes saben que "Le Monde Diplomatique" lo hacen diez personas, más o menos, un pequeño grupo, pero lo hemos conseguido poco a poco mediante una política de respeto del ciudadano, hemos conseguido que el número de los lectores se haya multiplicado, no solo en nuestra edición francesa, sino que como ustedes saben ahora hay unas 15 ediciones en muchas lenguas, tenemos más de un millón de personas que leen cada mes algunos de esos periódicos en sus diferentes ediciones.

Es un ejemplo pequeño y modesto frente a un grupo como Time Warner, pero este ejemplo modesto indica que hay una demanda, hoy en la escala internacional, y podríamos citar a otros grupos, y podríamos citar otros medios, tanto en el soporte prensa, como en el soporte radio, como en el soporte Internet, que están haciendo una información que es sencillamente la que ha permitido que este Forum Social Mundial tenga lugar, y que tenga lugar con el éxito que sabemos, y que estemos hoy día, en el plano mediático, trazando un verdadero pulso con Davos, donde están los amos del mundo, y aquí solo estamos los ciudadanos del mundo.

Cuando reflexionamos ya sea en términos de comunicación dominante o comunicación alternativa, lo que tienen de común las dos es que son comunicación, y que no se comunica bien de cualquier manera, ese es el problema. Para comunicar bien, hace falta una serie de técnicas. Poseer la verdad no es suficiente. Uno puede tener la verdad y definitivamente no encontrar eco, porque no sabe comunicar esa verdad. El hecho de creer que se tiene la verdad, y dejar que eso produzca una arrogancia tal que uno considere que no es necesario comunicar, que la verdad se tiene que imponer por si sola, esa actitud que es una actitud arrogante y despectiva con respecto a la ciudadanía, se paga con la incomunicación.

La publicidad

Cuando leemos o releemos "1984" de Orwell, es interesante ver que el discurso que se ha tenido sobre la propaganda política, en un tipo de estado autoritario, es en realidad lo que vivimos cada día, es el discurso comercial, no el discurso totalitario. Pero el discurso comercial es una ideología como otras, alguien la puede defender, pero otras personas pueden no estar de acuerdo. Es un discurso puramente ideológico que trata de vender un modelo de vida, que es un modelo de vida evidentemente ideológico. Lo que es intolerable, es que nuestra libertad de ciudadano, se vea constantemente limitada, por esta agresión publicitaria que padecemos cuando estamos en contacto con cualquier medio de comunicación o simplemente cuando circulamos por la ciudad, donde queda cada vez menos espacio público.

Yo pienso que hay que desarrollar lo que yo llamo una ecología de la información. Hay que defender la idea de que, igual que el medio ambiente, está contaminado, está contaminado porque hay uso de metales pesados, porque hay una especie de hiper industrialización que ha producido este desastre ambiental que conocemos en tal o cual aspecto, de la misma manera la información está contaminada. La información esta contaminada esencialmente por una serie de mentiras, que se pueden demostrar factualmente, hay que descontaminarla de esas mentiras, hay que descontaminarla de cierta ideología, se pueden defender ideas, todas las ideas se pueden defender, pero anunciándolas como ideas, y no como cosa natural. Pero también hay que descontaminar de publicidad, desde el punto de vista ideológico, nuestro propio entorno, esto es obvio.

* Ignacio Ramonet es Director de "Le Monde Diplomatique". El texto corresponde a la intervención del autor en el "Taller: Comunicación y Ciudadanía", realizado el 27 y 28 de enero en el marco del Foro Social Mundial de Porto Alegre.

  Publicado en América Latina en Movimiento, No. 327: http://alainet.org/publica/327.phtml